Y nos suele pasar muy menudo que no enfrentamos a estos cuestionamientos, y que conocemos la respuesta, y que no nos gusta, y que nos molesta tanto que el que nos la pregunta nos parece un completo idiota.
Pero cuantas veces mas nos golpea la realidad y nos pone de cara a esa verdad indeseada, solo para que con el orgullo herido reconozcamos lo acertados que estaban esos que nos planteaban nuestra equivocación.
Me autoproclamo como uno de tantos, reconozco en mi esta actitud, pero muchas veces también me encuentro del otro lado, siendo yo aquel que indaga, aquel portador de la pregunta incomoda que desestabiliza la defensa mas firme de cualquier orgulloso/convencido/acomplejado/duro/ [sea libre de colocar cualquier otro denominador de su agrado]...(no escapo a ninguna de estas etiquetas).
Y lo mas inquietante de todo esto no es la pregunta incomoda, o la cara de la otra persona cuando se encuentra acorralado entre mi pregunta y la realidad, sino mas bien como se desenvuelve todo, como el tema desembarca en un momento de silencio, seguido de un gesto de frustración, ya que el otro esperaba de uno, una opinión complaciente, que responda tal cual lo piensa y siente, para sentirse secundado en ese pensar.
Pero lo unico que encuentra es una pared, seguida de una interrogación, y la cual lo pone en un aprieto, ya que tiene que decidir en un breve segundo, con la guardia baja, totalmente desprotegido, si tragarse su orgullo y resignarse ante la vil realidad, o si acaso presenta batalla ante los molinos de la autoconvicción.
Créanme que no falto tiempo para que yo no lo experimentara, y para que no actuara como un verdadero Quijote ante la vida y sus molinos, pero con el tiempo (demasiado y aun hoy cuesta) fui cediendo y de a poco dejando que la dura realidad me golpee, me forme y me diga donde y como estoy parado.
La cuestión en si plantea todo como un capricho o algo con motivos y justificativos, ahora bien, depende de nosotros si damos los motivos correctos y fundamentando nuestra respuesta correctamente no sacamos 10 en la clase de enfrentamiento de la realidad dictada por la profesora Vida, o si acaso nos dejamos derrotar ante la ineficacia de nuestro amor propio, que no nos deja responder y nos nubla.
En síntesis y sin ser muy rebuscado (mas de lo que suelo serlo), creo que debemos aprender a dejarnos sorprender por la vida, aprender a ser pacientes, y mirar las situaciones como ocasiones de aprendizaje, de cosecha, momentos para practicar para cuando las papas quemen en serio y no tengamos el repasador a mano para que nos cubra y no recibamos directamente el impacto.
Creo fervientemente que uno tiene que mirar en su corazón si acaso las cosas vienen bien, o si acaso es hacia donde uno quería dirigirse.
No nos desanimemos si las cosas se nos vuelven en contra, porque no esta en los demás la clave del éxito de nuestras propias metas, pero si el apoyo y la motivación.
.Gracias por su tiempo y hasta luego.